En diciembre de 2019 nadie imaginó lo que nos iba a traer el año nuevo 2020. Lo más probable es que todavía en esta fecha -hoy- seguimos sin creer todo lo que ha sucedido en estos meses. Durante siglos las sociedades del mundo occidental han luchado contra la opresión, la esclavitud, las monarquías abusivas, y otras condiciones que heredamos desde la era medieval e incluso desde antes. Hemos intentado reproducir un modelo que permita al ciudadano de a pie -a cada hijo de vecino- poseer voz y voto, mayor poder de decisión sobre su propio actuar y sobre como diseñar su futuro. En cierta forma fuimos modelando nuestro futuro en base al deseo de alcanzar nuevos escenarios según nuestros sueños. En el camino algunos grupos comenzaron a exigir también mayores libertades, derechos, tolerancia y atención. Por su parte, los que se habían emborrachado de poder caminaban sobre sus electores y poblaciones en su ambición por retener el poder a cualquier precio, ejemplos contemporáneos hay muchos en todos los continentes.
Rodeado de nuevas oportunidades |
Mientras estábamos sumamente ocupados en esta agenda de conquistar mayores libertades para algunos y más poder para otros pocos un bicho microscópico -virus- nos sorprende a todos por igual, o casi a todos, pues hay quien dice que es de manufactura humana. De pronto en nombre de la salud pública y de la seguridad común, renunciamos de golpe a muchas de nuestras libertades. Hoy, y luego de casi 7 meses después, se les empieza a echar de menos. Hemos pasado a vivir en confinamiento domiciliar más de la mitad del año, para garantizar distanciamiento social, para evitar multitudes demandando servicios hospitalarios, saturación y colapso por camas de hospital. El costo inmediato ha sido la perdida de empleos, desaceleración de la economía, aumento en la violencia domestica o de genero, caída de ventas en productos y servicios no indispensables, aumento de ventas en línea y entrega a domicilio, teletrabajo o trabajo desde casa, mayor demanda por educación a distancia síncrona. Muchos mayores de 50 años han perdido la vida a causa de las complicaciones en su salud por Covid-19, disminución en los ahorros -si los habías logrado- un escenario muy diferente, sin vacaciones de verano, sin viajes, sin reuniones familiares, sin reuniones sociales, sin reuniones políticas, sin reuniones religiosas, en fin. Millones de niños sin acceso a la educación, estudiantes de educación superior que han dejado a un lado sus sueños. Hasta el derecho a votar se cuestiona, algunos han visto el terreno idóneo para asaltar el poder.
De una manera obligada todos hemos tenido que adoptar medidas para sobre llevar un escenario que parecía ser temporal, si acaso logramos en breve la vacunación masiva. Si perdemos el temor a los riesgos de la vacuna o las vacunas, o si reinventamos la economía, si reactivamos los empleos, si cada uno logra re inventarse, si nos inventamos otra vez ante la llamada nueva realidad o nueva normalidad.
Los gobiernos del mundo están bajo la lupa de sus ciudadanos y electores, hablamos de aquellos países donde si hay elecciones de autoridades, saben que no tienen buenas calificaciones, (excluyendo a Corea del Sur, Uruguay y Taiwan) que los esfuerzos no han dado el ancho, que los números de contagios no son confiables, que no basta con "crear empleos" por miles solo a través de titulares en los diarios, que la salud pública no ha llegado a tiempo, que no han cumplido sus promesas a satisfacción, que sus amigos de los medios y de las redes sociales no podrán ocultar con fotos y vídeos que su torpe gestión, que la fachada se les cayó, que el bienestar y prosperidad solo alcanzó para sus más cercanos colaboradores. Vemos marchas, manifestaciones, abusos de autoridad, impunidad, robo descarado de fondos públicos, instituciones públicas disfuncionales, y la ya descarada y sin ningún limite -en todas sus formas- corrupción. Por esa vía no imagino propuestas inteligentes, ni oportunas que nos ayuden, ni apoyo eficaz para crear escenarios con un fuerte ecosistema emprendedor.
¿Qué hacer cuando todo falla? Pues tomas control de tu futuro, te reinventas, descartas las cargas pesadas innecesarias y aligeras tu caminar diario. Le pides sabiduría al cielo y te pones a trabajar haciendo nuevas cosas productivas que tengan valor. Estudias más, te capacitas más, te reinventas, te vuelves más creativo. Aprendes a caminar sobre lo que antes no se podía, utilizas de apoyo y de piso las voces que gritan "no se puede". ¿Vez la gran oportunidad que está delante de ti?
Es tiempo de imaginar un mundo diferente. Abrir nuevos escenarios en nuestra mente, conquistar viejos temores, superar limites mentales, saltar las barreras imaginarias, visibilizar aquello que no era evidente, traer al mundo material esas ideas que solo vivían en el mundo de los anhelos, desempolvar las listas de deseos, sacar adelante viejos sueños y los más nuevos por igual, ser solidarios con quienes podamos ayudar en el camino. No sé con certeza, si invirtiendo la mayor parte de nuestro tiempo, como un moderno Don Quijote, en el consumo de productos culturales de ocio vamos a dedicar el tiempo suficiente y necesario para lograr el despegue de nuestros proyectos, habrá que reorganizar nuestro tiempo, y posponer la procastinación, tomar con fuerza los valores olvidados, confiar que escribimos sobre un nuevo lienzo, que diseñamos sobre una página en blanco.
Las familias o grupos de apoyo deben provocar y estimular el hecho de platicar más sobre las cosas que siempre quisieron hacer y que el viejo escenario no les permitió lograr. Todos los días veremos que el escenario se volvió a mover, lo que nos invita a platicar todavía más y a soñar en voz audible como vencer a esos retos, esos gigantes. Tenemos que dar pequeños pasos en la dirección correcta, un poco cada día. Habrá que intentar y caer, y volver a levantarse, desarrollar resiliencia, dar frutos abundantes en el desierto, hacer brillar la luz en medio de la oscuridad. Queda salir de la caverna, salir del túnel, y sacudirse de encima las palabras castrantes y decidirse a conquistar los sueños más locos.
Que estés bien,
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