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01 septiembre 2024

El día 15 del corriente


No es oficial, ni será la última palabra. Pero, son apuntes de la historia que vale la pena conocer. Fue por allá de años 1800 en los territorios españoles en América se destacaron por su compleja estructura administrativa y su vibrante diversidad social. Organizados en virreinatos y capitanías generales, estos territorios eran epicentros de una economía extractiva centrada en la minería de metales preciosos, mientras que el mestizaje cultural y la influencia omnipresente de la Iglesia católica moldeaban una sociedad única y estratificada. Este periodo también fue testigo de las primeras chispas de independencia, con figuras emblemáticas como Simón Bolívar y Miguel Hidalgo liderando movimientos revolucionarios que transformarán el continente. Estas características no solo definieron la vida en estos territorios, sino que también sentaron las bases para la formación de las nuevas naciones independientes, marcando un capítulo crucial en la historia de América.
La organización del Reino de España a inicios del siglo XIX reflejaba un equilibrio entre centralización y respeto a las particularidades regionales, mientras que en América, la administración de estos territorios buscaba mantener el control y la explotación eficiente de los recursos naturales. Este complejo entramado administrativo y político fue fundamental para el mantenimiento del dominio español en América hasta las guerras de independencia que marcaron el inicio del fin del imperio español en el Nuevo Mundo. La administración del Virreinato de Nueva España estaba a cargo del virrey, quien representaba al rey de España y tenía amplios poderes ejecutivos, legislativos y judiciales.

Escudo de España
El Consejo de Indias, creado en 1524, fue el órgano supremo de gobierno del Imperio español en América, con funciones políticas, legislativas, judiciales, administrativas y militares, incluyendo la redacción de leyes, la supervisión de tribunales y la coordinación de la defensa colonial. La Casa de Contratación, establecida en 1503, regulaba el comercio y la navegación entre España y América, controlando las expediciones marítimas, otorgando licencias, organizando convoyes y actuando como tribunal en disputas comerciales. Además, estableció una Escuela de Navegación y una oficina hidrográfica para la formación de pilotos y la elaboración de mapas. Ambas instituciones fueron fundamentales para el control y la administración de los territorios americanos, asegurando la implementación de las políticas reales y la explotación eficiente de los recursos.
Mapa del Virreinato de Nueva España 1755.

La administración del Virreinato de Nueva España y las colonias británicas en América del Norte reflejaban las diferentes estrategias y objetivos de los imperios español y británico. La centralización y el control directo caracterizaban el sistema español, mientras que la descentralización y la autonomía local eran distintivos del sistema británico. Nueva España incluía gran parte de América del Norte y Central, con la capital localizada en la Ciudad de México. Bajo el Virreinato de Nueva España también había capitanías generales que eran regiones con importancia estratégica o militar, como Guatemala y Venezuela, que tenían una mayor autonomía administrativa y militar.
Ciudad de México (Zócalo).
La Capitanía General de Guatemala fue una entidad clave en la administración colonial española en América Central, combinando funciones militares, administrativas y judiciales bajo una estructura centralizada. Su vasta extensión territorial y su compleja organización reflejan la importancia estratégica y económica de la región para el Imperio español. La Capitanía General de Guatemala, también conocida como el Reino de Guatemala, fue una entidad administrativa y territorial del Imperio español en América Central. Establecida en 1542 y disuelta en 1821, esta capitanía desempeñó un papel crucial en la administración virreinal de la región. La Capitanía General de Guatemala fue una entidad administrativa y territorial abarcando territorios de Chiapas, Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Basaba su economía en la agricultura y la ganadería, con productos como cacao, añil, tabaco y maíz. El comercio interno y externo era significativo. A inicios del siglo XIX, la minería en la Capitanía General de Guatemala era una actividad económica importante que contribuía significativamente a los ingresos de la corona española y al desarrollo local. Sin embargo, también tenía un impacto social considerable, marcado por el trabajo forzado y las difíciles condiciones laborales.
En 1820, tanto la Casa Real española como la Capitanía General de Guatemala enfrentaban desafíos significativos. Mientras España lidiaba con la inestabilidad política y la lucha entre liberales y absolutistas, la Capitanía General de Guatemala se encontraba en el umbral de su independencia, influenciada por los movimientos liberales y las aspiraciones de autonomía.
Fernando VII
En 1820, el Reino de España se encontraba en un periodo de gran inestabilidad política y social. La Guerra de Independencia contra Francia (1808-1814) había dejado a España debilitada y dividida. En 1820, un levantamiento militar liderado por el coronel Rafael del Riego obligó al rey Fernando VII a restablecer la Constitución de Cádiz, dando inicio al Trienio Liberal. La Casa Real española en 1820 estaba marcada por la figura de Fernando VII, quien era conocido por su carácter autoritario y su resistencia a las reformas liberales. Fernando VII perdió los territorios españoles en América debido a una serie de factores interrelacionados: la invasión napoleónica y las abdicaciones de Bayona en 1808, que crearon un vacío de poder; la debilitante Guerra de Independencia Española; la implementación inconsistente de la Constitución de Cádiz de 1812, que generó descontento; la restauración absolutista de 1814, que alienó a los partidarios de las reformas liberales; y los movimientos independentistas inspirados por las ideas de la Ilustración y las revoluciones en Estados Unidos y Francia. Además, la prolongada guerra en la península agotó los recursos de España, dificultando la represión de las rebeliones en América. Estos factores, combinados con la ineptitud y las políticas represivas de Fernando VII, precipitaron la pérdida de los territorios coloniales. A la vez la Capitanía General de Guatemala estaba gobernada por un Capitán General, que también ejercía funciones de gobernador y presidente de la Real Audiencia. En 1820, el Capitán General de la Capitanía General de Guatemala era el teniente general Carlos Luis de Urrutia y Montoya. Nacido en La Habana, Cuba, en 1750. Proveniente de una familia con antecedentes militares, ingresó al Regimiento Fijo de La Habana como cadete en 1765. En 1818, Urrutia fue designado Capitán General de Guatemala, cargo que ocupó hasta 1821. Durante su mandato, se restableció la Constitución española de 1812, lo que marcó un periodo de reformas liberales en la región.
La independencia de Centroamérica, proclamada el sábado 15 de septiembre de 1821, fue impulsada por varios líderes destacados. José Cecilio Díaz del Valle, nacido en Choluteca, Honduras, en 1777, redactó el Acta de Independencia de América Central y fue una figura clave en la política regional. Pedro Molina Mazariegos, médico y político guatemalteco nacido en 1777, lideró el movimiento liberal y firmó el Acta de Independencia. María Dolores Bedoya de Molina, activista y esposa de Pedro Molina, organizó manifestaciones y apoyó activamente el movimiento independentista. Atanasio Tzul, líder indígena de Totonicapán nacido en 1760, encabezó un levantamiento contra la imposición de tributos en 1820. Gabino Gaínza y Fernández de Medrano, nacido en 1753 en Vizcaya, España, fue un militar español que jugó un papel crucial en la independencia de Centroamérica. Tras una carrera militar en América, incluyendo la represión de la rebelión de Túpac Amaru y un breve mandato en Chile, fue nombrado Jefe político superior de la Provincia de Guatemala en 1821. En este cargo, convocó la reunión que resultó en la firma del Acta de Independencia de Centroamérica el 15 de septiembre de 1821, en el Real Palacio de la Nueva Guatemala de la Asunción, donde se proclamó la independencia de la Provincia de Guatemala con respecto a la monarquía española y presidió la Junta Provisional Consultiva hasta la anexión al Primer Imperio Mexicano en 1822. Continuó sirviendo bajo el emperador Agustín de Iturbide, pero su influencia disminuyó tras la caída del imperio, falleciendo en México en 1829.
Gabino Gaínza y Fernández de Medrano
El Acta de Independencia redactada por José Cecilio Díaz del Valle el 15 de septiembre de 1821 proclamó la independencia de la Capitanía General de Guatemala del dominio español. El documento establecía la necesidad de un gobierno propio y autónomo, reflejando el deseo de libertad y autodeterminación de los pueblos centroamericanos. Además, el acta proponía la convocatoria de un congreso para decidir el futuro político de la región, incluyendo la posibilidad de unirse a México o formar una federación independiente.
José Cecilio Díaz del Valle
El 15 de septiembre de 1821, la Diputación Provincial de la Provincia de Guatemala, junto con representantes de la Audiencia, el Ayuntamiento, la Iglesia Católica, la Universidad de San Carlos, el Consulado de Comercio, el Colegio de Abogados y los Cuerpos Militares, se reunieron para proclamar la independencia de Centroamérica con respecto al Imperio Español.
La respuesta del Reino de España a la declaración de independencia de Guatemala el 15 de septiembre de 1821 fue compleja y estuvo marcada por la situación política en la región y la incapacidad de España para controlar el movimiento independentista. Tras la firma del Acta de Independencia, el gobierno español se encontraba en una posición debilitada debido a las guerras de independencia en sus colonias americanas y la inestabilidad política en la península. En este contexto, la Capitanía General de Guatemala, que incluía los territorios de lo que hoy son Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, proclamó su independencia y buscó establecer un nuevo orden político. Inicialmente, la independencia fue recibida con cierta ambivalencia por parte de las autoridades españolas. Aunque algunos sectores dentro de Guatemala, como el Capitán General Gabino Gaínza, apoyaron la independencia, también había un deseo de mantener vínculos comerciales y políticos con España. Esto se evidenció en los intentos de algunos líderes guatemaltecos de unirse al Imperio Mexicano, que se formó poco después de la independencia, como una forma de asegurar estabilidad y continuidad administrativa.
A medida que la información sobre la independencia se propagó, España intentó recuperar el control sobre sus territorios en América, pero la falta de recursos y el descontento generalizado en las colonias hicieron que sus esfuerzos fueran en gran medida infructuosos. La respuesta española se caracterizó por la falta de acción decisiva, lo que permitió que Guatemala y otras provincias centroamericanas consolidaran su independencia y comenzaran a formar sus propias estructuras de gobierno.
República Federal de Centro América
Estos líderes independentistas, fueron fundamentales en el proceso que llevó a la independencia de Guatemala y la formación de la República Federal de Centroamérica. La República Federal de Centroamérica, establecida el 22 de noviembre de 1824, surgió de la Asamblea Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América tras la independencia de España en 1821 y la disolución del Primer Imperio Mexicano en 1823. Esta federación incluía a los estados de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Entonces, Belice era considerado parte del Estado de Guatemala. Su capital fue inicialmente Ciudad de Guatemala, luego Sonsonate y finalmente San Salvador. La estructura de la federación se basaba en una constitución unificadora que promovía el federalismo, permitiendo la creación de estados soberanos con tres poderes territoriales: ejecutivo, legislativo y judicial. Manuel José Arce fue el primer presidente, seguido por figuras como José Francisco Morazán Quezada, quien implementó reformas liberales. La disolución de la República Federal de Centroamérica fue el resultado de una serie de eventos y conflictos que culminaron entre 1838 y 1841. La caída del gobierno liberal del Dr. Mariano Gálvez en Guatemala en 1837, durante la segunda administración de Francisco Morazán, marcó el inicio de la desintegración.  Los intentos de Morazán por mantener la federación, incluyendo su derrota en Los Altos en 1840, no lograron revertir la fragmentación.
La disolución de la República Federal de Centroamérica, entre 1838 y 1841, fue precipitada por la caída del gobierno liberal del Dr. Mariano Gálvez en Guatemala en 1837 y la subsecuente guerra civil. Nicaragua se separó el 30 de abril de 1838, seguida por Honduras el 5 de noviembre y Costa Rica el 14 de noviembre del mismo año. Guatemala se separó el 17 de abril de 1839, y la victoria de las fuerzas conservadoras lideradas por Rafael Carrera en 1840 consolidó la disolución de la federación. La creación de la República de Honduras se formalizó en 1838, cuando se separó de la federación. La Asamblea Constituyente de Honduras aprobó su primera constitución; la Ley Fundamental de la República el 11 de enero de 1825, estableciendo las bases para su organización política y administrativa como un estado independiente. Este proceso de independencia fue parte de un movimiento más amplio en Centroamérica, donde cada estado buscó establecer su soberanía y autogobierno tras la disolución de la federación.
A pesar que una de las cláusulas del Acta de Independencia establecía la formación de un congreso para decidir el punto de Independencia y fijar, en caso de acordarla la forma de gobierno y la ley fundamental que deba elegir, el 2 de enero de 1822,​ por voto mayoritario de los ayuntamientos de las cinco​ provincias, con San Salvador como principal oposición a esta decisión y Costa Rica sin llegar a un acuerdo definitorio. De hecho, la entonces provincia de Costa Rica no ratifica su anexión al imperio como consecuencia de la primera guerra civil costarricense , no obstante envió en su representación a la Junta Nacional Constituyente a un diputado, quien posteriormente fue miembro del Consejo de Estado del Emperador Agustín I, Florencio del Castillo. Al abdicar Agustín I a la corona mexicana el 19 de marzo de 1823, se da la separación de las provincias, a excepción de la provincia de Chiapas, la que se unió a la República mexicana como un estado federado.
A 200 años de la independencia de Centroamérica, se pueden identificar diversos aciertos y errores en el desarrollo político, social y económico de los países que la conforman: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Entre los aciertos, destaca la consolidación de la soberanía nacional, que permitió a estas naciones forjar sus propias identidades y establecer sistemas democráticos, aunque con desafíos significativos. La independencia sentó las bases para la creación de instituciones que buscan representar la voluntad popular y fomentar la participación ciudadana. Además, ha habido esfuerzos regionales hacia la integración, como la creación del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), que promueve la cooperación en áreas críticas como la economía y la seguridad. Asimismo, la independencia ha facilitado el desarrollo y la promoción de identidades culturales propias, fortaleciendo el sentido de pertenencia entre los pueblos centroamericanos. Sin embargo, la región también ha enfrentado errores significativos que han limitado su progreso. La inestabilidad política ha sido un desafío persistente, caracterizado por golpes de estado, dictaduras y conflictos internos que han socavado el desarrollo democrático y la cohesión social. La desigualdad económica y social ha perdurado, con grandes sectores de la población viviendo en condiciones de pobreza, lo que ha generado tensiones y conflictos que afectan la paz y la estabilidad. Además, la dependencia económica de potencias extranjeras ha restringido la capacidad de los países para desarrollar economías autosuficientes y sostenibles. Estos factores, junto con la falta de un enfoque unificado para abordar los conflictos internos y regionales, han obstaculizado el desarrollo integral de Centroamérica, resaltando la necesidad de un compromiso renovado hacia la cooperación y la justicia social en la región.
De los 52.7 millones de habitantes que hoy caminan sobre la superficie de Centroamérica, solamente 17.2 millones son de confesión católica y 19.5 millones son de confesión cristiana evangélica. 
La firma del acta de Independencia de C.A. fue un paso crucial hacia la autonomía de Centroamérica, pero muchos de sus compromisos y promesas han enfrentado desafíos significativos a lo largo de la historia como su unidad.
La estructura básica del texto que forma el Acta de Independencia podría resumirse de esta manera:
1). Declaración de Independencia, de carácter inmediato, a ser ratificada por el Congreso a elegir. 2). Elección al Congreso, que deberá estar en funciones para el 1 de marzo de 1822. 3). Las autoridades deben continuar en sus puestos, hasta que el Congreso decida. 4). Se establece la Junta Provisional Consultiva y su campo de acción. 5). La religión católica se mantiene como factor unificador. 6). Acciones para preservar el orden. 7). Acciones para celebrar la Independencia.


El día 15 del corriente se acordó lo que sigue: Palacio Nacional de Guatemala, QUINCE DE SEPTIEMBRE DE MIL OCHOCIENTOS VEINTIUNO. Siendo públicos e indudables los deseos de independencia del Gobierno Español, que por escrito y de palabra ha manifestado el pueblo de esta Capital: recibidos por el último correo diversos oficios de los Ayuntamientos Constitucionales de Ciudad Real, Comitán y Tuxtla, en que comunican haber proclamado y jurado dicha independencia, y excitan a que se haga lo mismo en esta ciudad: siendo positivo, que han circulado iguales oficios a otros Ayuntamientos: determinado de acuerdo con la Exma. Diputación Provincial, que para tratar de asunto tan grave, se reuniese en uno de los salones de este palacio la misma Diputación Provincial, el Ilmo. Señor Arzobispo, los señores individuos que disputasen, la Exma. Audiencia Territorial, el Venerable Señor Deán y Cabildo Eclesiástico, el Excmo. Ayuntamiento, el Muy Ilustre Claustro, el Consulado y Muy Ilustre Colegio de Abogados, los Prelados Regulares, Jefes y funcionarios públicos: congregados todos en el mismo salón: leídos los oficios expresados: discutido y meditado detendidamente el asunto; y oído el clamor de "viva la Independencia", que repetía lleno de entusiasmo el pueblo que se veía reunido en las calles, plaza, patio, correderos y antesala de este palacio, se acordó por esta Diputación e individuos del Excelentísimo Ayuntamiento:
"PRIMERO.- Que siendo la Independencia del Gobierno Español la voluntad general del pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que debe formarse, el señor Jefe Político, la mande publicar para prevenir las consecuencias que serían terribles, en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo". "SEGUNDO.- Que desde luego se circulen oficios a las Provincias por correos extraordinarios, para que sin demora alguna, se sirvan proceder a elegir Diputados o Representantes suyos, y estos concurrirán a esta Capital, a formar el Congreso que debe decidir el punto de independencia general absoluta, y fijar en caso de acordarla, la forma de Gobierno y Ley Fundamental que deba regir". "TERCERO.- Que para facilitar el nombramiento de Diputados, se sirvan hacerlo las mismas Juntas electorales de provincia que hicieron, o debieron hacer las elecciones de los últimos Diputados a Cortes". "CUARTO.- Que el número de estos Diputados, sea en proporción de uno por cada quince mil individuos, sin excluir de la ciudadanía a los originarios de África". "QUINTO.- Que las mismas Juntas electorales de Provincia, teniendo presentes los últimos censos, se sirvan determinar, según esta base, el número de Diputados o Representantes que deban elegir". "SEXTO.- Que en atención a la gravedad y urgencia del asunto, se sirvan hacer las elecciones de modo que el día primero de marzo del año próximo de 1822, estén reunidos en esta Capital todos los Diputados". "SÉPTIMO.- Que entre tanto, no haciéndose novedad entre las autoridades establecidas, signa estas ejerciendo sus atribuciones respectivas, con arreglo a la Constitución, decretos y leyes, hasta que el Congreso indicado, determine lo que sea más justo y benéfico". "OCTAVO.- Que el señor Jefe Político, Brigadier D. Gabino Gainza, continúe con el Gobierno Superior Político y Militar, y para que este tenga el carácter que parece propio de las circunstancias, se forme una Junta Provisional Consultiva, compuesta de los señores individuos actuales de esta Diputación Provincial, y de los señores individuos actuales de esta Diputación Provincial, y de los señores D. Miguel Larreinaga, Ministro de esta Audiencia, Don José del Valle, Auditor de Guerra, Marqués de Aycinena, Dr. don José Valdez, Tesorero de esta Santa Iglesia, Dr. don Ángel María Candina, y Licenciado D. Antonio Robles, Alcalde 3o. constitucional: el primero por la Provincia de León: el segundo por la de Comayagua: el tercero por Quezaltenango: el cuarto por Sololá y Chimaltenango: el quinto por Sonsonate, y el sexto por Ciudad Real de Chiapas".
"NOVENO.- Que esta Junta Provisional consulte al señor Jefe Político, en todos los asuntos económicos y gubernativos dignos de su atención". "DÉCIMO.- Que la religión católica, que hemos profesado en los siglos anteriores, y profesaremos en los siglos sucesivos, se coserve pura e inalterable, manteniendo vivo el espíritu de religiosidad que ha distinguido siempre a Guatemala, respetando a los Ministros eclesiásticos, seculares y regulares, y protegiéndoles en sus personas y propiedades". "UNDÉCIMO.- Que se pase oficio a los dignos Prelados de las Comunidades religiosas, para que cooperando a la paz y sosiego, que es la primera necesidad de los pueblos, cuando pasan de un gobierno a otro, dispongan que sus individuos exhorten a la fraternidad y concordia a los que estando unidos en el sentimiento general de la independencia deben estarlo también en todo lo demás, sofocando pasiones individuales que dividen los ánimos, y producen funestas consecuencias". "DUODÉCIMO.- Que el Excelentísimo Ayuntamiento, a quien corresponde la conservación del orden y tranquilidad, tome las medidas más activas, para mantenerlo en toda esta capital y pueblos inmediatos". "DECIMOTERCIO.- Que el señor Jefe Político publique un manifiesto, haciendo notorios a la faz de todos, los sentimientos generales del pueblo, la opinión de las autoridades y corporaciones las medidas de este Gobierno, las causas y circunstancias que lo decidieron a prestar en manos del señor Alcalde 1o., a pedimento del pueblo, el juramento de independencia y fidelidad, al Gobierno americano que se establezca". "DÉCIMO CUARTO.- Que igual juramento, preste la Junta Provisional, el Excelentísimo Ayuntamiento, el Ilustrísimo Señor Arzobispo, los Tribunales, Jefes Políticos y Militares, los Prelados Regulares, sus comunidades religiosas, Jefes y empleados en las rentas, autoridades, corporaciones y tropas de las respectivas guarniciones".
"DÉCIMO QUINTO.- Que el señor Jefe Político, de acuerdo con el Excelentísimo Ayuntamiento, disponga la solemnidad y señale el día en que el pueblo deba hacer la proclamación y juramento expresado de independencia". "DÉCIMO SEXTO.- Que el Excelentísimo Ayuntamiento, acuerde la acuñación de una medalla, que perpetúe en los siglos la memoria del día "Quince de Septiembre de mil ochocientos veintiuno" en que se proclamó su feliz independencia". "DÉCIMO SÉPTIMO.- Que imprimiendo esta acta y el manifiesto expresado, se circule a las Excelentísimas Diputaciones Provinciales, Ayuntamientos Constitucionales, y demás autoridades eclesiásticas regulares, seculares y militares, para que siendo acordes en los mismos sentimientos que ha manifestado este pueblo, se sirven obrar con arreglo a todo lo expuesto". "DÉCIMO OCTAVO.- Que se cante el día que designe el señor Jefe Político, una misa solemne de gracias, con asistencia de la Junta Provisional, de todas las autoridades, corporaciones y Jefes, haciéndose salvas de artillería y tres días de iluminación.- Palacio Nacional de Guatemala, septiembre 15 de 1821.- Gabino Gainza.- Mariano de Baltranena.- J. Marino Calderón.- José Matías Delgado.- Manuel Antonio Molina.- Mariano de Larrave.- Antonio de Rivera.- J. Antonio de Larrave.- Isidro de Valle y Castriciones.- Mariano de Aycinena.- Pedro de Arroyave.- Lorenzo de Romaña, Secretario.- Domingo Diéguez, Secretario".